martes, 10 de febrero de 2009

PADRE JOSE CONRADO RODRIGUEZ: ¿CURA, DIPLOMATICO O CHICHARRON?

Padre José Conrado Rodríguez.
Foto Gastón de Cárdenas -El Nuevo Herald

Ramiro Valdéz y Raúl Castro
en el velorio de Vilma Espín
Foto google Internet
Raúl Castro preparando a un reo para ser
ejecutado en la famosa "Mata de Uvita"
en el Segundo Frente Frank País
Foto Google internet

¿CURA, DIPLOMATICO O CHICHARRON?

El sacerdote católico José Conrado Rodríguez Alegre, de la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, ha escrito y hecho pública esta Carta Abierta al General de Ejército Raúl Castro Ruz. El portal Desde Cuba se complace en darla a conocer a sus lectores, haciendo saber que no existen inconvenientes para que se reproduzca en cualquier medio dentro o fuera de Cuba.

Carta abierta al General de Ejército Raúl Castro Ruz,Presidente de la República de Cuba.

Estimado Señor Presidente:

Hace quince años me atreví a escribirle al entonces jefe del Estado cubano, Doctor Fidel Castro Ruz, por aquel entonces Presidente de nuestro país. La gravedad de aquella hora me lo impuso como un deber para el bien de la Patria. La gravedad de esta hora me impone escribirle a Ud. para hacerle partícipe de mis preocupaciones actuales.

¿Debo acaso describirle la situación de nuestro país? La crisis económica afecta a todos los hogares y hace que las personas vivan angustiosamente preguntándose: ¿qué voy a comer o con qué me voy a vestir? ¿Cómo conseguiré lo más elemental para los míos? Las dificultades de cada día se tornan tan aplastantes que nos mantienen sumidos en la tristeza y la desesperanza. La inseguridad y el sentimiento generalizado de indefensión provocan la amoralidad, la hipocresía y la doble cara. Vale todo porque nada vale, más que la sobrevivencia a todo precio, que luego descubrimos que es “a cualquier precio”.

De ahí que el sueño de los cubanos, en especial de los más jóvenes, sea abandonar el país. Parecería que nuestra patria está ante un callejón sin salida. C omo hombre de fe, sin embargo, yo creo que Dios jamás nos pone ante situaciones absolutamente desesperadas. Creo firmemente que nuestro camino como nación y como pueblo, no acaba en un precipicio ineluctable, en una realidad de desgracia irreversible. Siempre hay una solución, pero se necesita audacia para buscarla y encontrarla. En sus recientes y urgidos llamamientos a trabajar con tesón incansable creo reconocer una peculiar y certera percepción de la gravedad del momento, pero también, que Ud. considera que la solución depende de nosotros.

Pero como decía aquel slogan convertido en chiste… “No basta decir pa’lante, hay que saber pa’ dónde”.Hemos vivido culpando de nuestra realidad al enemigo, o incluso a los amigos: la caída del bloque de países comunistas en Europa del Este, junto con el embargo comercial de los Estados Unidos se han convertido en el totí que carga con todas nuestras culpas.

Y esa es una cómoda pero engañosa salida ante el problema. Como decía Miguel de Unamuno, “solemos entretenernos en contarle los pelos que la esfinge tiene en su cola, porque nos da miedo mirarla a los ojos”.

No basta, General, con resolver los problemas, ciertamente graves y urgentes, de la comida, o del techo, que en los recientes huracanes, tantos compatriotas acaban de perder “con sus pobres enseres: miedos, penas”. Estamos en un momento tan crítico que debemos plantearnos una pr ofunda revisión de nuestros criterios y de nuestras prácticas, de nuestras aspiraciones y de nuestros objetivos.
Y aquí cabría, con todo respeto, recordar aquellas palabras que nuestro Apóstol nacional José Martí le escribió al Generalísimo Gómez en una situación en cierto modo semejante: “No se funda un pueblo, general, como se manda un campamento”.
El mundo está cambiando. La reciente elección de un ciudadano negro para ocupar la primera magistratura de un país antiguamente reconocido como racista y violador de los derechos civiles de los negros, nos dice que algo está cambiando en este mundo. La encomiable y fraternal preocupación de nuestros hermanos del exilio ante los fenómenos meteorológicos que recientemente han golpeado a nuestro pueblo, y su ayuda generosa, desinteresada e inmediata, son el signo de que algo está cambiando entre nosotros.

El gobierno cubano que Ud. hoy encabeza, debe tener la audacia de encarar esos cambios con nuevos criterios y nuevas actitudes. Nuestro país ha reaccionado con valor cuando un gobierno foráneo ha querido inmiscuirse en nuestros problemas nacionales. Sin embargo, cuando se trata de la violación de los Derechos Humanos, no solo los gobiernos, sino hasta las personas individuales, los simples ciudadanos, de dentro o fuera del país, tienen algo que decir. En su Carta desde la Cárcel de Birminghan, Martin Luther King dijo: “La injustici a particular es una amenaza a la justicia universal. Estamos atrapados en una red ineludible de reciprocidad, unidos en un único tejido del destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente”.

Tenemos que tener la enorme valentía de reconocer que en nuestra patria hay una violación constante y no justificable de los Derechos Humanos, que se expresa en la existencia de decenas de presos de conciencia y en el maltrecho ejercicio de las más elementales libertades: de expresión, información, prensa y opinión, y serias limitaciones a la libertad religiosa y política. El no reconocer estas realidades, para nada favorece nuestra vida nacional, y nos hace perder el respeto por nosotros mismos, a nuestros ojos y a los ojos de los demás, amigos o enemigos.La causa de la paz, interna y externa, y la prosperidad misma de la nación, se enraízan en el respeto incondicional a esos derechos que expresan la suprema dignidad del ser humano como hijo de Dios.

Y guardar silencio sobre esta realidad, pone sobre mi conciencia un peso tal, que no me siento capaz de soportar. Y ésta es para mí, mi manera de servir a la verdad y de ser consecuente con el amor que siento por mi pueblo.Le confieso, general, el disgusto y la tristeza que me ha causado saber que nuestro gobierno ha rechazado, al parecer por razones ideológicas o de diferencias políticas, la ayuda que querían enviar EEUU y varias naciones europeas,=2 0para los damnificados por los ciclones que azotaron nuestra tierra.

Cuando uno cae en desgracia, (y eso le puede suceder a cualquiera, también a los poderosos), es la hora de aceptar la ayuda que se brinda, porque esa ayuda revela un fondo de buena voluntad ante el dolor, de solidaridad humana, incluso en aquellos que considerábamos nuestros enemigos. Darle la oportunidad al oponente de ser bueno y de hacer lo justo, puede sacar a flote lo mejor de nosotros mismos, y del otro, haciéndonos cambiar viejas actitudes y curar resentimientos dañinos.

Nada contribuye más a la paz y la reconciliación entre los pueblos que este saber dar y recibir. La frase de San Francisco de Sales, válida en las relaciones interpersonales, también lo es entre países: “más moscas se cazan con una gota de miel, que con un barril de vinagre”. Como dijo su Santidad Juan Pablo II en su visita a nuestro país: “que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. Pero si seguimos con las puertas cerradas nadie podrá entrar, por más que lo desee.
Un signo de esperanza para mí es la participación y mayor espacio que se le ha dado a CARITAS para ayudar a nuestro pueblo. Eso merece un especial reconocimiento y es un cambio positivo y esperanzador.
Créame, Señor Presidente, no le escribo para presentarle una lista de quejas y agravios sobre nuestra realidad nacional, aunque si así lo hiciera esa lista podría ser mu y, muy larga. La verdad, he querido hablarle de cubano a cubano, de corazón a corazón. Un gran amigo mío sacerdote, ya fallecido, solía decirme: “un hombre vale lo que vale su corazón”.

En el entierro de su esposa, al verlo a Ud. rodeado de sus hijos y nietos, conmovido hasta las lágrimas, yo percibí que es Ud., un hombre sensible. Y yo pienso que mayor sabiduría hay en el corazón de un hombre bueno que en todos los libros y bibliotecas de este mundo, pues como dice la canción: “lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber, ni el más alto proceder, ni el más ancho pensamiento…âu. Por eso apelo a su sentido de responsabilidad, a su bondad, para decirle que no tenga miedo, que sea audaz en emprender un nuevo camino diferente en un mundo que está dando tantas señales de cambiar a mejor.

Como le dije a su hermano hace 15 años, todos los cubanos somos responsables del futuro de la patria, pero por el cargo que Ud. ocupa, por el poder que ahora tiene, esa responsabilidad recae de manera especial en Ud. Si Ud. decide emprender ese camino de esperanza, cuente conmigo, general. Me tendrá en primera fila, para ofrecerle a Cuba, una vez más, lo único que tengo: mi corazón; y a Ud. mi mano franca y mi colaboración desinteresada. Así haremos realidad el sueño martiano de hacer una patria “con todos y para el bien de todos”.Quiero ter minar con unas palabras que dijo nuestro actual Papa, Benedicto XVI en 1968: “Aún por encima del Papa como expresión de lo vinculante de la autoridad eclesiástica, se haya la propia conciencia, a la que hay que obedecer la primera, si fuera necesario incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica”. Si eso vale para la autoridad eclesiástica cuyo origen considero divino, vale para toda otra autoridad humana, por poderosa que ésta pueda ser.

Con mis mejores votos,
José Conrado Rodríguez Alegre, Pbro.
Párroco de Santa Teresita del Niño Jesús

1 comentario:

Ada Bezos Castilla dijo...

CARTA ABIERTA AL PADRE JOSÉ CONRADO RODRÍGUEZ
de la Parroquia Teresita del Niño Jesús
en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba

He leído su carta abierta a Raúl Castro, apelando a la humanidad de este señor. Al parecer Usted cree que el hecho de haber llorado en el entierro de su revolucionaria esposa Vilma Espín, con la que él engendró una familia, lo hace de alguna manera un ser humano accesible a que un miembro del sacerdocio católico pueda apelar a sentimientos de bondad y objetividad. Ciertamente la mayoría de las especies en el reino animal demuestran compasión con sus proles, pero eso es ciertamente una conjetura asumir que seres superiores puedan aplicar esos mismos sentimientos a sus acciones en general.

El gobierno cubano no ha sido en ningún momento un gobierno legitimo. Fue un régimen revolucionario que se impuso después de una confrontación armada y que prevaleció debido a una dictadura feroz, negándose a abrir paso a la democracia y embarcándose en adoctrinamientos anti-americanos, para así excusar al pueblo de las medidas represivas y de las privaciones que una nación con un gobierno constituido sin los principios económicos de libre comercio y propiedad privada llega a experimentar por su propio peso. Sus objetivos no fueron mejorar el estado de vida de todos los cubanos de una manera equitativa y justa, pero imponer una dictadura, alinearse con la entonces Unión Soviética, infiltrar el comunismo en Latin América hasta llegar a mandar a soldados cubanos a pelear en otros continentes. Fueron las malignas y caducas teorías comunistas que llevó a nuestra Cuba a la ruina y no el afamado “bloqueo americano” con que el todavía el régimen se defiende para excusar el deplorable e irreversible estado de la Cuba de hoy. Los hermanos Castro y su pandilla de delincuentes volcaron a nuestra Isla en las tinieblas de la represión, los presidios, el éxodo masivo de un pueblo y hasta la amenaza de una guerra mundial, al aceptar que armas atómicas fueran instaladas en nuestra isla ... y Ud. le manda ahora una misiva muy cortés a Raúl Castro, después, según Ud, de haber hecho un esfuerzo similar hace 15 años con el siniestro Fidel Castro, aparentemente sin respuesta. De alguna manera admiro su pasiva ( por no decir risible), insistencia. Le aconsejo que no espere otros quince años para enviar otra misiva a algún hijo de Fidel, porque creo que la respuesta ya está escrita.

Algo así como ofrecerles a los Nazis en la destruida Alemania, después de la segunda Guerra Mundial que si cambiaran su política exterior y abrieran las puertas a aquellos que habían tildado de sub-humanos, todos los crímenes perpetrados serian olvidados. No, no es una comparación forzada; desde un principio los Estados Unidos han sido calificado con apelativos bestiales y a los propios cubanos perseguidos por el régimen feroz que optaron forzadamente de abandonar la Isla, fueron nombrados “gusanos”. No Padre, no pretendo estar inmersa en estudios eclesiástico, pero si he leído algo de los filósofos y gran parte de la historia de la humanidad y así no funcionan las interacciones humanas, ni ahora, ni en el tiempo de Hitler, ni en el tiempo de los Romanos.

Ud. habla de los jóvenes que ahora quieren abandonar a Cuba, y aunque hace una leve referencia al tema del estado de los derechos humanos, y las privaciones, etc. no enfatiza los miles de ahogados en frustradas travesías, a los masacrados en el remolcador, a los fusilados, a los que languidecieron en en las prisiones, a las miles de familias separadas y futuros truncados. Si, el mundo está cambiando, pero creo que Ud. está algo retrasado, porque el mundo ha estado cambiando hace ya muchas decenas de años. El racismo violento en los E.U. dio lugar a cambios radicales desde los años cincuentas, y la educación y las oportunidades han estado abiertas para todos por mucho tiempo; es más, el hecho de que un afro-americano ocupe el poder de la presidencia de los E.U. no es una anomalía, sino un hecho quizás histórico, pero inevitable dada la atmósfera social existente en los Estados Unidos. En la Unión Soviética todo también ha estado cambiando por decenas de años, y Ud. habla como si de repente estos cambios deben de ser ahora apreciados por los dos tiranos y que de alguna manera lógica o quizás milagrosa, ésto cambie la catástrofe que sus acciones han causado a nuestra isla y a los cubanos.

Sus palabras denotan no solamente una desasociación con la realidad o como dirían en Francia, una gran dosis de “naiveté”, pero es un insulto a todos los cubanos. Sí, a todos los cubanos que de una manera u otra hemos sufrido y hemos presenciado la destrucción de lo que se conocía como “la Perla de las Antillas. No Padre, una carta al ahora Dictador en cargo Raúl Castro, con el ansia de alguna mejora en Cuba es inadmisible. Referirse al asesino y gánster Fidel Castro Ruiz, el cual no solamente robó a Cuba de un futuro que hubiera podido ser esplendoroso y en el proceso se usurpó de grandes bienes monetarios, para que él y sus seguidores hijos y nietos tengan su futuro bien asegurado como uno de los hombres mas ricos del mundo; repito, referirise a él bajo el titulo de Ex-Presidente de Cuba, es una burla, y su misiva en general es una prueba mas de la amigable y condescendiente conducta que la Iglesia Católica ha mantenido con el régimen. Sus floreos literarios invocando la retorica de Miguel de Unamuno y la predicación de Francisco de Sales, son admirables, pero no para este tipo de personajes con los que estamos lidiando. Su alusión al mensaje de José Marti al Generalísimo Gómes “de que gobernar un país no es como gobernar a un campamento” y decir que esa frase es de alguna manera compatible con la realidad de hoy, es una ofensa a las implicaciones del Apóstol. Su vulgar referencia al chiste “no basta decir pa'lante, hay que saber pa'donde “ es ofensivo, cuando se trata de una materia que demanda gran respeto y un lenguaje elevado que denote la importancia histórica del futuro de un pueblo.

Perdone Honorable Padre mi franqueza, no soy nada mas una mujer madura que creo tener cierta visión y no tengo aguante cuando se trata de oír o leer algo referente a Cuba que me parece ofensivo y detrimente. Su carta a Raúl Castro me lo ha parecido así. Si, Ud. debe de escribir una carta abierta, pero no a los hermanos asesinos, sino al pueblo cubano, pidiendo que rompan sus cadenas, que destruyan a los que los tienen encadenados y demanden elecciones libres, que exijan vivir bajo las leyes de los países civilizados, donde las oportunidades a progresar, la libertad de expresión, y el derecho a escoger a los dirigentes en libres elecciones están garantizados. Y no espere otros quince años para hacerlo. El sacerdocio en general debería he hacerlo diariamente desde el púlpito, donde la justicia se justifica bajo el amparo del Todo Poderoso
Debe de hacerse sin odio, pero con vergüenza y justicia . Esa es la única carta admisible , una que implica cierta violencia quizás, pero tales acciones tienen grandes precedentes históricos, uno de los mas destacados, recordaremos cuando Jesús Cristo atacó a los que desecraban el templo con sus actividades comerciales e impúdicas y sin muchos titubeos les gritó y los echó en bandadas , diciéndoles que ellos no tenían cabida en la casa de Dios. Así mismo, Los Castros y su camarilla no tienen cabida en un gobierno que devuelva la dignidad a los cubanos y trate de reconstruir a la isla que aún herida y sangrante, todos los cubanos de bien, amamos.

Sinceramente,

Ada de los Angeles Bezos Castilla
adabezos@hotmail.com