SE ACABÓ EL EMBARGO.
Ya Guillermo Fariñas puede morir tranquilo, si es que se muere, si antes no recapacita y deja la huelga ésa que sólo ayuda a los enemigos de la vida, a los promotores del patria o muerte, porque incluso hoy leí, oh casualidad, que ya había alcanzado una leve mejoría. Fue aprobada la ley o el BILL #H.R. 4645, en primera lectura, debe pasar al Senado, y luego a la Cámara de Representantes –me explica un amigo-, pero, aunque les cueste, es probable que ganen, lo que permitirá a los ciudadanos norteamericanos viajar a Cuba libremente, y también que Cuba reciba créditos por un tubo y siete llaves. Ayer Fariñas tenía un coágulo en la yugular, el coágulo se le disolvió, al parecer.
Los 74 que firmaron la Carta a favor de esta medida podrán dormir encantados de la vida. Mañana, las adolescentes cubanas aspirarán y lo conseguirán, a casarse con los estadounidenses, en el mejor de los casos, en el peor, a putear barato, todavía más de lo que lo han hecho con los europeos, con los canadienses, con los latinoamericanos y con cualquier explotador que llegue a esa isla miserable; y, por otro lado, cualquiera hijo de buen vecino podrá vender tabaco clandestino a los americanos en las calles, ¡qué clase de conquista económica!
¡Qué bajeza!
Orlando Zapata Tamayo murió por nada. No me digan más que Fariñas es el continuador de Zapata. No lo es.
Lo siento mucho por los verdaderos demócratas cubanos, por Reina Luisa Tamayo Danger. Lo siento por los presos políticos cubanos, por los periodistas, por todos los que han ansiado la libertad de Cuba, los que eligieron el camino de la independencia, y no el del entreguismo. Lo siento por Gloria Amaya, por Ariel Sigler Amaya, por las Damas de Blanco. Lo siento por los cientos de miles de muertos, dentro y fuera de Cuba.
La componenda, recuérdenlo, empezó con las cinco preguntas que la bloguera de diseño socialdemócrata hizo a Barack Obama y a Raúl Castro, o mucho antes, cuando le largó aquellas “osadas” preguntas a Mariela Castro. En menos de lo que canta el gallo escaló a donde nunca nadie antes. Así trabaja el castrismo.
Todo esto está sucediendo en medio de unas fuertes declaraciones de Amnistía Internacional condenando al régimen, y también mientras descubren un nido de agentes rusos, la mayoría furibundos procastristas
Prepárense -si la ley pasa finalmente- para 50 o 100 años más de represión, de hambre, de miseria, y de crímenes. Allá el que siga enviando apoyo, de todo tipo, a estos personajeros del castrismo, estará botando sus esfuerzos. Conmigo se acabó.
A partir de ahora podrán trabajar de verdad, y dejarse de vivir del cuento. Ahora es cuando empieza. Yo terminé con semejante gentuza hace rato. Se acabó, que diría La Lupe.
La única vía para liberar a Cuba del castrismo será entonces esperar a que se ripeen entre ellos hasta el fin de los tiempos.
Ya se dio el primer paso para tumbar el embargo. Lo dio Barack Obama, borrando de un plumazo a Oscar Elías Biscet; no lo olviden. Pero no ha sido él solo. Tampoco olviden los rostros de los que le regalaron el país, una vez más a los Castro para que lo entregaran a los americanos, de los que lo expusieron al horror; muchos de ellos nos montaron un teatro. Muchos de ellos son cubanos, y nos engañaron con la peor de las maneras castrocomunistas.
A todos esos, una gran trompetilla desde mi exilio. Y que Viva Cuba libre, de todos ésos también.
Zoé Valdés.
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Atiza
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