martes, 14 de enero de 2014

EL SAMURAI EMILIO ICHIKAWA "ABAJO Y DE UN SOLO TAJO". PERIODISMO INVESTIGATIVO



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Juan Antonio Blanco sobre la vigencia de la obra del Che Guevara y su papel en la consolidación de la Revolución Cubana (El Prof. J.A. Blanco Dirige la Institución del Miami Dade College que recibe becarios activistas e hijos de opositores)
enero 14, 2014 – 18:24 pm |
Juan Antonio Blanco
Debemos hablar más de ese contexto de los años 60 porque, si bien no predetermina de manera absoluta la acción y proyección intelectual del Che, efectivamente las explican, en gran medida.
Mi apreciación personal es que en la segunda mitad de este siglo se abre un nuevo período histórico, una nueva era, que algunos tienden a llamar posmodernidad, pero cuya existencia es necesario asumir, bajo ese u otro nombre. Ocurre en esa etapa una auténtica eclosión de revoluciones, tanto en las ciencias naturales como sociales, en la tecnología, en hechos políticoeconómicos, que se suceden de una forma vertiginosa desde los años 50. Es el período cuando se expande la televisión; cuando se lanzan los primeros satélites al espacio, que luego harán posible la globalización de las comunicaciones y de los mass media; en microelectrónica se descubre el transistor, en biología el ADN. Es una época en que no solamente se viven grandes convulsiones y revoluciones políticas, sino que también se está viviendo la percepción de grandes cambios tecnológicos y científicos, de que se está entrando en un amanecer, o quizás en el crepúsculo de una gran era histórica. Es un momento de grandes acontecimientos, que se suceden unos a otros y se cree que pueden conducir a una pesadilla orwelliana o a la verdadera emancipación humana, soñada de mil maneras por distintos pensadores, no solamente desde Carlos Marx, sino desde Jesucristo hasta nuestros días., a lo largo de la historia.
En ese contexto también surge, en el terreno político y social, lo que se dio en llamar «la nueva izquierda», que emerge con la percepción de que se está viviendo una época para la cual la teoría revolucionaria ha quedado retrasada, y en la que, como decía Delia Luisa, se sufre una crisis de pensamiento revolucionario. No solo se trata entonces de denunciar al capitalismo o al imperialismo, a los males de la época a los que esa nueva izquierda se opone sino también de comenzar el análisis crítico de las falsas respuestas que se habían formulado para enfrentarlas. La cuestión no es edificar cualquier sociedad poscapitalista o socialista; sino una sociedad socialista revolucionaria. Y se produce un gran debate en torno a qué es ser revolucionario.
Es ahí donde radicó en aquel momento la gran promesa de la Revolución cubana y se mantiene vigente el valor de la producción teórica del Che. Recalco lo de teórica porque el proceso revolucionario cubano genera con su praxis una realidad que es teorizable, pero no todos los dirigentes que con su acción influyen en esa realidad se dedican simultáneamente, con rigor científico -y esa es la excepcionalidad interesante que se da en el caso del Che- a producir una teoría que explique el fenómeno de la construcción revolucionaria y de la percepción que tiene la dirección del país sobre esos temas. Percibiendo con claridad el subdesarrollo de la teoría revolucionaria y la necesidad de hacerla avanzar, el Che reivindica una y otra vez el derecho, tanto desde el punto de vista de la nación como del individuo, de pensar y de hablar con voz propia. Aunque, por supuesto, un hombre de Estado .como era él en aquel momento. tenía que asumir la responsabilidad de hablar representando el consenso general que podía emanar de la dirección revolucionaria, también reivindica en la práctica .al propiciar la famosa polémica económica y al pronunciar su discurso en febrero de 1965 en Argelia. su derecho a expresar y debatir, de modo público, sus propias ideas personales con otros revolucionarios de esa época. Todo esto tiene que ver con ese contexto marcado por el debate sobre la reforma económica en la Unión Soviética, la reforma de Lieberman, la producción teórica de Oskar Lange, de Ota Syk, Brus y otros, que proporcionan el material cotidiano para las reflexiones del Che en su vida como intelectual revolucionario, como productor de ideas y prácticas novedosas para la causa de la revolución.
Es en ese contexto mundial de polémica y cambio en donde surgen nuevos movimientos que rompen con los partidos de la izquierda tradicional, y en los que se reivindican las banderas del socialismo, antimperialismo y anticapitalismo bajo nuevas definiciones. También es en ese contexto donde el proceso revolucionario cubano no solamente se ubica en la vanguardia práctica de esa lucha contra el capitalismo y el imperialismo, sino que también se intenta ubicar en la vanguardia teórica de la construcción de una nueva sociedad que represente una alternativa al capitalismo y al imperialismo, y también a la práctica del socialismo de Estado en el Este de Europa. En El socialismo y el hombre en Cuba, el Che establece un vínculo entre libertad y plenitud humana .los socialistas somos más libres porque somos más plenos, creo que es la frase. Para él, la libertad se expande mediante un proceso de creciente desarrollo de las capacidades humanas, de manera que el propósito del socialismo no se reduzca a liberarse de la miseria, sino también de la enajenación. El socialismo no es exclusivamente un hecho económico, sino también .y sobre todo. un hecho de conciencia.Leer el resto de la entrada »

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